jueves, 2 de julio de 2009

panic attack: Gripe A y Dengue

Por María Eugenia Estenssoro y Roberto Bitton

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado una alerta de nivel 6, de la fase de pandemia, para la influenza H1N1, la primera vez que se alcanza este nivel de alerta desde 1968. Hasta el 25 de junio, 70.893 casos habían sido reportados en 117 países, con 311 muertes producidas por la enfermedad.

¿Cuál es la situación en la Argentina? Hasta el mismo día, se habían reportado 1587 casos confirmados, con 26 pacientes fallecidos.

El hemisferio norte esta entrando en el verano, mientras que nosotros estamos recién comenzando el invierno, por lo que sería razonable suponer que, tanto el número de casos como el número de pacientes fallecidos, va a aumentar. Sin embargo, es importante ver qué pasa en otros países del hemisferio sur, en particular en América latina. Chile es el primer país de América del Sur en cantidad de casos. Tiene, al 24 de junio, 5186 casos confirmados, con sólo 7 pacientes fallecidos. En otras palabras mientras en la Argentina la letalidad es de 1,5 %, en Chile es de 0,13 %, 10 veces superior en la Argentina que en Chile.

¿Cómo se explica esto? ¿Es el virus en la Argentina distinto, o mucho más virulento? O la población de la Argentina es étnica y genéticamente muy distinta a la población chilena? Ciertamente no, creemos que la explicación más razonable es suponer que los servicios de salud y la calidad de atención médica son mejores en Chile. No es casualidad que 16 de los 21 fallecidos en la Argentina se concentren en la provincia de Buenos Aires, uno de los distritos con mayor concentración de focos de pobreza.

La cantidad de pacientes fallecidos es un emergente de la pobreza extrema y de la desatención y desinversión crónica que el sector salud recibe, en particular en el subsector público. Este subsector que debería atender a la población más vulnerable es el peor equipado y financiado del sistema de salud argentino.

En la provincia de Buenos Aires en particular, los hospitales públicos provinciales se encuentran en un estado lamentable. No puede haber más excusas.

El manejo mediático que está haciendo el Gobierno en esta epidemia es preocupante. Desde el último parte del Ministerio de Salud, previo a las elecciones, parece que la cantidad de pacientes fallecidos ha ascendido rápidamente. Lógicamente, hay fuertes sospechas de que el Gobierno ocultó el número de muertes por motivos electorales. Este manejo poco claro de la información contribuye a aumentar el miedo ante la epidemia.

En una misma sala de espera por ejemplo del Hospital de Malvinas Argentinas, van a estar aglomerados pacientes, y familiares, unos con gripe A y otros simplemente con un resfrío común, esto favorece la diseminación de la enfermedad. El manejo mediático que esta haciendo el Gobierno no tranquiliza a la población y está haciendo que los sistemas de atención de emergencia se acerquen al límite del colapso.

Afortunadamente, el invierno algún día va a terminar, a mediados de agosto quienquiera que sea la/el ministro de salud en ese momento, va a anunciar que la epidemia de gripe A terminó, como hizo la ministra Ocaña el 11 de junio en Chaco anunciando el fin de la epidemia de dengue.

Los ministros de turno parecen olvidar que las estaciones del año se suceden unas a otras y, para cuando termine la epidemia de gripe A, va a ser el comienzo de la nueva epidemia de dengue. Será que los gobiernos piensan que la memoria de la población no dura más que un par de estaciones?

El dengue es el gran olvidado en estos tiempos, ninguna noticia ha aparecido en los medios recientemente respecto a esta enfermedad. Sin embargo, el último reporte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) del 17 de abril de este año, informaba que en la Argentina se habían reportado 13.366 casos confirmados de dengue, distribuidos en las siguientes provincias: Chaco (7.426 casos), Catamarca (3.371 casos), Salta (1.566 casos) y Jujuy (457 casos). Los reportes del Ministerio de Salud en ese momento indicaban que 5 pacientes habían fallecido, 2 por dengue hemorrágico y 3 por shock.

A nivel global, se estima que hay 50 millones de casos anuales de dengue, con 500.000 hospitalizaciones, y poco más de 15.000 personas fallecidas. El impacto del dengue para la salud es muy importante y, potencialmente, la epidemia del dengue del verano próximo puede ser de mayor gravedad que la anterior debido a un número mucho mayor de casos esperados de dengue hemorrágico.

Además de combatir la amenaza de la gripe A, tenemos que trabajar para prevenir el casi seguro recrudecimiento y escalamiento de los casos de dengue. Hay que aprovechar el invierno, estos meses de tregua que nos da el mosquito, es la oportunidad que se nos brinda para comenzar una lucha efectiva contra esta enfermedad.

Recordemos que entre los años 1958 y 1965, luego de un agresivo programa sanitario llevado adelante por los ministerios de Salud de los distintos países de la región, y coordinado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el mosquito se logró erradicar por completo del continente, este hecho es muy alentador: si los gobiernos de los distintos países de la región toman la decisión política de erradicar la enfermedad, este objetivo puede ser alcanzado otra vez.

¿Cómo controlamos al dengue para que no se siga expandiendo? Es preciso sostener una estrategia centralizada. Para lograr este objetivo es fundamental el rol de la publicidad oficial en los medios masivos. Si la percepción de los ciudadanos es que la epidemia de dengue "ya fue", el Gobierno debería sacarlos del error, comenzando hoy mismo una campaña de difusión masiva para prevenir y educar a la población. Deberían explicarnos qué medias concretas debemos tomar.

Es preciso insistir en deshacerse de los reservorios de agua, fumigar y erradicar el mosquito en cada patio, antes de que comience el calor. Además se debería entrenar a los profesionales de salud para poder proveer la atención médica apropiada a fin de prevenir muertes evitables.

Quedan tres meses para la primavera. No es mucho tiempo. ¿Nos estamos preparando?

María Eugenia Estenssoro es senadora nacional (Coalición Cívica), y Roberto Bitton, médico oncólogo.

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